Coroneta

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Una coroneta cortada per la mitá
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sábado, 1 de enero de 2011

Don Pedro de Casa Marro


Puerta de entrada a Casa Marro de la calle San Juan per la pllaceta.
La otra puerta que está cerrada, é de la capilla. Estaba dedicada a la Virgen del Rosario.
Foto tomada fa muchos años

Fachada de Casa Marro hoy. La puerta de la capilla se va cerrá
y se va colocá una placa conmemorativa de la estancia de San José de Calasanz en esta casa.
Ixe balconé que ñai más a la drecha, en el rinconé, era per don s'asomaba Doña Juanita.
Aun me paece está venla
En las fechas de esta foto, como se pué ve, s'estaba arreglán la pllaceta y la calle San Juan

Fa muchos años, en el mío pueblo viviba una persona que no dixaba indiferente a ninguno. Teniba un aire que llamaba l'atención. Era alto, de porte elegante, sus dedos eran llargos, paeceban de pianista. Sus maneras daban a’ntendé que habeba teniu buena cuna. Su hablá era de habé corriu mundo. Casi siempre llevaba sombrero.

A los críos mos hablaba y trataba como si fuesen algo importante. Paeceba sentise ben con nusatros y nusatros mos sentiban ben con él. No l’esturbaban pas. Mos dixaba que l’ayudasen.

Contaba historias cercanas en el tiempo, de las cosas de cada día. Pero nunca le van sentí contá nada de la vida suya d’antes, que a toz nusatros mos paeceba que habeba teniu que se de “pura fantasía”. Lo digo perque a los grans…., siempre les sentibas contá alguna historia d’él. Ñai una que m’han recordau no fa mucho. Teniba una colla galgos que cuidaba muy ben. Les daba el nombre de personas y a los que eran millós los premiaba metenles el “Don” debán. S’en iba a cazá la lliebre con los galgos y a caballo per los pllanos de los Monegros, allá per Bujaraloz, don se vei que teniba amistades.

Se llamaba Don Pedro. Pa nusatros siempre va se ixo: “Don Pedro”. Y digo esto, perque algunos lo nombraban como Perico Marro. Pero, que yo sepa, nunca l’endiban a la cara. A él to’l mundo se dirigiban como: Don Pedro


Puerta de entada actual a Casa Marro per la pllaceta
 De los tiempos que yo le tiengo memoria, se dedicaba a paixentá unas cuantas crabas que teniba. Las acostumbraba a llevá p’el barranco Mazas, los caminos de los güertos, la Canaleta, los Baños….. Cuan retiraba, a veces, subiba per la Morera y como nusatros estaban chugán en el trinquete casi siempre, iban corrén ayudalo a’ncerralas  en el corral. Lo teniba en casa. Se podeba  entrá p’el patio. Aquel corral era grandioso (o ixa e la imagen que yo tiengo). Con pesebres de punta a punta. Se veyeba que allí ñabía habiu muchos caballos. Una puerta saliba debán la fábrica d’aceite, que era per don sacaban el fiemo.

L’ayudaban a muí las crabas. Aquí va se don yo v’aprendé a felo y tamé aquí va se la primera vez (y única) que va bebé leche tal como saliba de la teta a la boca. ¡Cachis! Cuan m’acordo, aun ahora de gran, d'aquella textura caliente y acompañada, alguna vez, de bella palla……, no puedo dixá de sentí como un escalofrío per to la’spalda, brenca agradable.

Esta é La Morera hoy.
¡¡Que diferencia de los tiempos que tos conto esta historia!!
Entonces, toz los trastos viejos de los vecinos, iban a para allí.
Güeno, trastos viejos y muchismas cosas más.
Viviban encima, en el primer piso, con su mullé: Doña Juanita. Tamé era muy alta. Casi no saliba de casa. Teniba las piernas muy hinchadas. Mos diban algunos, que era perque habeba siu bailarina de ballet. Tamé contaban que s’habeban conociu en París, cuan Don Pedro teniba mucho patrimonio y viviba “a lo grande”. D'aquel patrimonio no l'en quedaría pas guaire cosa. (No se quí mos contaba to esto, ni en don acaba la verdá y empeza la leyenda. Pero tampoco importa mucho).

Con fecha 1 de Febrero de 2011 he recibiu una nota de una nieta de Don Pedro (Podez vela en los "comentarios de este post"), en la que me dice que Don Pedro y Doña Juanita se van conocé en Barcelona. Como la imaginación de la chen se desborda cuan se trata de personas de mucha categoría humana y social, como era este caso, y yo de crío escuchaba ixas "fabulacions", voy a dixá el escrito como estaba. Pero que quede cllaro que Don Pedro y Doña Juanita se van conocé en Barcelona.

Con Doña Juanita, tamé mos trobaban muy ben. Subiban a vela. Era amable y cariñosa. Se notaba que le gustaban los críos. Pero claro, allí no ñabeba muchas cosas que fe y paraban poco rato. Aun la veigo asomada a un balconé chicó, que daba a la pllaceta.

Ñabeba una sala muy gran (así la recordo), con unas baldosetas en el suelo cllaras y oscuras, fen como dibujos: triángulos, cuadraus y cosas así.

En ixa sala se pasaba sentada casi to’l día. No podeba movese mucho y cuan lo feba se notaba que le costaba. La recordo con una cara triste, muy triste. Pero no se si era verdá, yo era muy chiquerrín.

¡Los recuerdos. Dios, Dios. Cuantos sentimientos detrás de los recuerdos!. Unos ben tristes, llenos de congoja. Otros d’añoranzas. Per suerte tamé ñai de ben alegres. A yo me fan reviví historias, que me gusta ilas contán.

Placa conmemorativa de la estancia de San José de Calasanz en "Casa Sardi"
Esta de Don Pedro y Doña Juanita, quizá no resulte de las más alegres. Pero, de verdá, que los críos movenmos per toz los sitios, subín, baixán, chugán, están per allí; les daban un aire bullanguero, que les alegraban los ratos que pasaban en aquella casa.

Ya hablán de cosas sueltas relacionadas con ellos, ñai una que dice que Don Pedro era muy supersticioso, y contan, que casi todas las noches iba a tomá un café después de cená al Casino. Un día, los que estaban allí, lo van ve que veniba. En aquellos momentos, estaban poco mas de 12 parroquianos, no sé, 14 u 15. Entonces se le va ocurrí a’lguno:

            —Au que le gastarén una broma a Don Pedro.
            —¿Pos que quiés fe?—Contestan los otros.
            —Amagase pa quedamos solo 12 —Dice
            —Venga pues.

Cogen, s’amagan los que pasaban de 12 y esperan que subise.

Llega, se senta en una meseta aparte como cada noche, y diriginse al cafetero le dice:

            —Póngame usted un cafetito, por favor.

Entonces el que habeba organizau la broma, le dice:

            —Don Pedro, ya s’ha fijau que los que estaban aquí antes eran 12 y que con usté fan 13?.

Se para…, conta los qu’eran en ixe momento en el bar, y al ve que sí, que él feba el número 13, dice:

            —Por favor no me ponga el cafetito hoy, guárdemelo para mañana, que me voy.

Se va llevantá de la mesa y sen ba i.

Lo que ya no se pas, é si los del bar lo ban torná a llamá contanle lo que habeban feito, o lo van dixá que marchase sin tomase el “cafetito”.

Se vei qu’en el Casino l’en feban más de una. Ñabeba unos cuantos que eran muy amigos de gastá bromas. M’en han contau otra que tamé e curiosa.

Pa fela se necesitaba un poqué de preparación pa cuan venise a tomá el café después de cená.

Las calles no teniban mucha iluminaria en aquellos tiempos. Ñabeba algunas bombilletas en alguna esquina…. y gracias. La luz de las escaleras que subiban al Casino, a veces, estaba apagada p'ahorrá. Pero en esta ocasión la van apagá adrede cuan van ve que veniba. Van apagá tamé todas las luces de dentro del bar y van cerrá los ventanicos de los balcons. Va quedá to tan oscuro como la boca d’un llobo.

Cuan sienten que se abre la puerta, después de subí él a tientas, grita uno:

            —Mato con el Basté, canto las cuarenta y ahora arrastro—Y pega una puñada encima de la mesa, como si lo fese al tirá la carta.
            —Buenas noches—Dice Don Pedro.
            —Hola, buenas noches Don Pedro—Contestan. Y siguen hablán como si continuase la partida—Ya podez ganá, ya. Con el as y las cuarenta….
            —Pero…. ¿Por qué juegan con la luz apagada?.
            —¿Cómo con la luz apagada, Don Pedro?. Vay, no fastidie.
            —Pero si no os veo….
            —¿Cómo que no mos vei con ixos ojos tan abiertos como pllatos que tiene?. Nusatros ben que lo veyén.
            —Que no, que no, de verdad que no os veo.
            —¡Cagüen….! ¿Pero que le pasa Don Pedro, pa no veyemos?

Ya veyez. Tan bonachón era que to se lo tomaba ben y nunca se enfadaba ni gritaba. Seguro que de la suya vida ñabrá historias pa da y vendé. De su memoria, a yo, m’ha quedau un sabor dulce. Pero claro, dentro de cada uno lleván las cosas a nuestra manera y aquello que pa unos é bllanco pa otros pué se negro.




                                                                                              Francho Chardiz

3 comentarios:

  1. gracias por el sabor dulce de su recuerdo. a Dª Juana la conoción en Barcelona.
    una nieta de Don Pedro.

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  2. Puedes estar segura que mis recuerdos de niño de Don Pedro y de Doña Juanita, son de los más dulces que tengo de las personas adultas en aquellos tiempos. Naturalmente que hay muchas otras personas del pueblo de los que tengo recuerdos muy buenos y agradables; pero....de ellos dos....se me enrasan los ojos cuando pasan sus imagenes por mi memoria. Gracias por leerme. Añadiré en el blog que se conocieron en Barcelona.

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